miércoles, 5 de septiembre de 2007

Las Guerras del siglo XXI

Los atentados del 11 de setiembre, la invasión a Afganistán y la invasión a Irak (no entiendo como algunos le llaman guerra a esa masacre), son los acontecimientos que marcaron el inicio del siglo XXI, teniendo a dos claros protagonistas opuestos y contradictorios.De un lado esta el Imperio más grande y perverso de la historia, con un poder bélico que podría destruir ciudades enteras en un abrir y cerrar de ojos -teniendo el estricto monopolio sobre los mismos- y cuyas empresas depredan las riquezas y explotan a los trabajadores de los países en desarrollo imponiendo en estos “democracia” o totalitarismo según les convenga, es el Imperio Norteamericano controlado por un pequeño grupo político (Dos partidos) y cuyos dirigentes crean verdaderas dinastías (Los Bush por ejemplo) ayudados por las otras potencias imperialistas como la Unión Europea, Israel, las potencias asiáticas y otros países subdesarrollados que están a sus ordenes y le son fieles a sus intereses (como Colombia que estuvo apunto de mandar un contingente militar a Medio Oriente. Hasta el presidente Toledo tuvo más dignidad y se opuso a la Masacre).De otro lado se encuentran los países del medio oriente, del África y los países subdesarrollados en general, que siempre fueron vejados y explotados por los países imperialistas. Y tiene además como uno de sus protagonistas a uno de los recursos más valiosos de esta época, el petróleo. De esta manera, el imperialismo desata una nueva Guerra, que al igual que en el siglo X, se disfraza de Cruzada contra “los infieles” -hoy llamados terroristas-, pero en realidad el imperialismo no tiene otro interés que el económico.La invasión a Afganistán e Iraq, el genocidio de Darfur, la interminable guerra entre el sionismo y los palestinos, son la muestra más visible de ello. Los recursos de estos países que deberían ser una bendición para ellos, se ha convertido en su maldición ya que el imperialismo puso sus garras en ellos trayendo desolación y destrucción a sus pueblos, cuyo único pecado fue querer vivir soberana y dignamente y no ponerse de rodillas a los intereses del Imperio (como la “ministra de TLC” desesperada por la firma de un TLC con EE.UU. para la oligarquía peruana).
Estos sucesos que son los más saltantes, pero no los únicos, son solo una muestra de que los pueblos dignos siguen en pie de lucha, la llegada de los fundamentalistas religiosos no es sino la consecuencia de tanta barbarie y explotación por parte de los países imperialistas. No es de extrañar que en muchas zonas de Afganistán, luego que ya habían sido derrotados, los talibanes resurjan con más poder, debido a que muchos habitantes prefieren a estos que ha los yanquis.
En Irak los líderes militares yanquis han planeado convertirlo un una zona de varios Estados sumisos a sus intereses, forzando la lucha interétnica, pero todos ahora tienen la consigna de ponerle fin a la ocupación.
El imperialismo no ha ganado aún la última batalla, en todo el mundo se acerca y tiene cada vez más apoyo popular la corriente anti-imperialista.

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