TERCERA PARTE Y ULTIMA PARTE
En jirón Huallaga cerca al Congreso había ya instalada una barricada anti-manifestaciones y detrás de ella estaba la policía montada, el olor a orina y excremento de caballo era ya penetrante y me dirigí por el jirón Huallaga rumbo a la Plaza Mayor, donde se encontraba el Palacio de Gobierno, en el camino -rodeado de policías- me preguntaba ¿dónde estaban las Fuerzas Armadas? El día antes a la manifestación un prepotente y autoritario Alan García firmaba un Decreto de Urgencia en el que autorizaba a las Fuerzas Armadas a “ayudar” a la policía en el control de la manifestación, seguramente recordando las épocas de su anterior gobierno en el que las Fuerzas Armadas cometían genocidios en las comunidades campesinas y también en aquella intervención a los penales, etc. ¿Pero dónde estaban?, finalmente llegando a palacio vi a algunos -aparte de los que siempre están de guardia- militares vestidos con chalecos antibalas de la policía, no sabría decir si habían más, habían algunos camiones portatropas sospechosamente camuflados, todo el camino estaba muy tranquilo, había sido muy extraño caminar por la Avenida Abancay sin el ruido de los autos y sin ese olor a smog de la avenida más contaminada del país - y no lo digo por que allí se encuentre el Congreso -. De la Plaza Mayor me apresure a caminar rumbo a la Plaza San Martín pasando por el Jirón de la Unión.
Allí también había varios cordones policiales, finalmente pase el último cordón policial - el de los “Robocops”- y llegue, nuevamente, a la Plaza San Martín que ya estaba totalmente llena con los manifestantes, los dirigentes de los gremios sindicales y populares habían ya iniciado el mitin programado. Cuando llegue estaba hablando el líder del Partido Nacionalista, Ollanta Humala Tasso. Me senté en la vereda frete al Hotel Bolívar viendo la gran cantidad de gente en el lugar, todas con sus banderas multicolores, representando la variedad de organizaciones que se manifestaron en contra del gobierno y sus políticas económicas.
Un panorama similar se veía en todo el país, el poder del pueblo se hizo sentir especialmente en provincias, las protestas no hicieron más que reafirmar el fracaso del neoliberalismo, especialmente en provincias, donde se encuentran los principales afectados de este sistema, esa mayoría de gente que vive en la pobreza y en la extrema pobreza y que son ignorados por todos, en especial por los medios de comunicación que para ese momento estaban más preocupados por que los exclusivos turistas del “Hiram Bingham” -que andaban insultando al Perú y a los peruanos- no podrán ver Macchu Picchu.
Pero ya era tarde y lamentablemente me tenía que ir, tenia que tomar un vuelo a Iquitos, donde vivo y no podía postergar el viaje. Luego me entere que, una vez terminado el mitin, un pequeño grupo de manifestantes intento llegar al Congreso y esa fue la excusa para que de inmediato empezara la represión por parte de la policía que empezaron a lanzar bombas lacrimógenas y golpear a los manifestantes. Total, la marcha había sido pacífica y los medios tenían que mostrar a unos “desadaptados”, salvajes que se resisten a la autoridad, y no había nada de eso. Así pues una vez más la información fue corrompida por parte de los monopolistas de los medios de comunicación que minimizaron la huelga y tildaron a los dirigentes de radicales, vándalos y trataron de argumentar que era una marcha politizada.
Esta es pues la marcha del 11 de julio tal y como la vi, desde escolar ya me había dado cuenta de las mentiras de los medios y todos fuimos testigos de cómo se vendieron al fujimorismo. Invito a los lectores a que vayan a las protestas y vean con sus propios ojos lo que en ellas ocurre y no se deje engañar por el gobierno y los grupos de poder que tratan de ocultar la creciente protesta de los peruanos y el descontento al modelo económico neoliberal.
En jirón Huallaga cerca al Congreso había ya instalada una barricada anti-manifestaciones y detrás de ella estaba la policía montada, el olor a orina y excremento de caballo era ya penetrante y me dirigí por el jirón Huallaga rumbo a la Plaza Mayor, donde se encontraba el Palacio de Gobierno, en el camino -rodeado de policías- me preguntaba ¿dónde estaban las Fuerzas Armadas? El día antes a la manifestación un prepotente y autoritario Alan García firmaba un Decreto de Urgencia en el que autorizaba a las Fuerzas Armadas a “ayudar” a la policía en el control de la manifestación, seguramente recordando las épocas de su anterior gobierno en el que las Fuerzas Armadas cometían genocidios en las comunidades campesinas y también en aquella intervención a los penales, etc. ¿Pero dónde estaban?, finalmente llegando a palacio vi a algunos -aparte de los que siempre están de guardia- militares vestidos con chalecos antibalas de la policía, no sabría decir si habían más, habían algunos camiones portatropas sospechosamente camuflados, todo el camino estaba muy tranquilo, había sido muy extraño caminar por la Avenida Abancay sin el ruido de los autos y sin ese olor a smog de la avenida más contaminada del país - y no lo digo por que allí se encuentre el Congreso -. De la Plaza Mayor me apresure a caminar rumbo a la Plaza San Martín pasando por el Jirón de la Unión.
Allí también había varios cordones policiales, finalmente pase el último cordón policial - el de los “Robocops”- y llegue, nuevamente, a la Plaza San Martín que ya estaba totalmente llena con los manifestantes, los dirigentes de los gremios sindicales y populares habían ya iniciado el mitin programado. Cuando llegue estaba hablando el líder del Partido Nacionalista, Ollanta Humala Tasso. Me senté en la vereda frete al Hotel Bolívar viendo la gran cantidad de gente en el lugar, todas con sus banderas multicolores, representando la variedad de organizaciones que se manifestaron en contra del gobierno y sus políticas económicas.
Un panorama similar se veía en todo el país, el poder del pueblo se hizo sentir especialmente en provincias, las protestas no hicieron más que reafirmar el fracaso del neoliberalismo, especialmente en provincias, donde se encuentran los principales afectados de este sistema, esa mayoría de gente que vive en la pobreza y en la extrema pobreza y que son ignorados por todos, en especial por los medios de comunicación que para ese momento estaban más preocupados por que los exclusivos turistas del “Hiram Bingham” -que andaban insultando al Perú y a los peruanos- no podrán ver Macchu Picchu.
Pero ya era tarde y lamentablemente me tenía que ir, tenia que tomar un vuelo a Iquitos, donde vivo y no podía postergar el viaje. Luego me entere que, una vez terminado el mitin, un pequeño grupo de manifestantes intento llegar al Congreso y esa fue la excusa para que de inmediato empezara la represión por parte de la policía que empezaron a lanzar bombas lacrimógenas y golpear a los manifestantes. Total, la marcha había sido pacífica y los medios tenían que mostrar a unos “desadaptados”, salvajes que se resisten a la autoridad, y no había nada de eso. Así pues una vez más la información fue corrompida por parte de los monopolistas de los medios de comunicación que minimizaron la huelga y tildaron a los dirigentes de radicales, vándalos y trataron de argumentar que era una marcha politizada.
Esta es pues la marcha del 11 de julio tal y como la vi, desde escolar ya me había dado cuenta de las mentiras de los medios y todos fuimos testigos de cómo se vendieron al fujimorismo. Invito a los lectores a que vayan a las protestas y vean con sus propios ojos lo que en ellas ocurre y no se deje engañar por el gobierno y los grupos de poder que tratan de ocultar la creciente protesta de los peruanos y el descontento al modelo económico neoliberal.
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