SANTA ANITA RESISTE UN SITIO EN PLENO SIGLO XXI

El resiente caso del Mercado de Santa Anita es ya conocido por todos los peruanos, todos los intereses que están de por medio, la cobertura mediática de los todos los acontecimientos y el hecho de que supuestos inversionistas chilenos estén presionando para que luego adquieran el mercado han llamado la atención del público en general, pero luego de todas estas cosas hubo algo que me llamo la atención: el mercado de Santa Anita con todos los comerciantes y sus familias están prácticamente sitiados por la policía, un sitio casi de estilo medieval.
Los sitios a las ciudades, castillos o fortalezas han existidos prácticamente desde los inicios del “arte” de la guerra, desde los egipcios y babilónicos, los persas y los griegos y los romanos, es muy famoso el sitio de diez años a la ciudad de Troya por parte de los griegos según cuentan los poemas homéricos. En roma y luego en la edad media se desarrollo esta “técnica” que se hizo cada vez más sofisticada, pero con el desarrollo de la ciencia y el armamento bélico estas prácticas se hicieron ya caducas e innecesarias, total ¡con una bomba puedes volar toda una ciudad!
La idea de sitiar una ciudad era la siguiente, el ejército invasor marchaba hasta los alrededores de la ciudad y “cercaba” las murallas de una ciudad o fortaleza acampando allí y cortándole todo contacto con el mundo exterior y con sus suministros básicos (alimentos básicamente) y atemorizándolos con gritos o sonidos que les causara confusión y miedo (recuerdan la historia bíblica de las murallas de Jericó) con el objetivo de desgastar a sus habitantes hasta que se rindan o hasta que sus defensas estuvieran tan débiles que seria fácil atacarles y apoderarse del objetivo, una vez adentro empezaban los saqueos y las matanzas para apoderarse de todo lo de valor que tuviese dicha ciudad.
En el mercado de Santa Anita, los comerciantes atrincherados con sus familias pasan por una situación, si bien no igual pero que contiene algunas semejanzas, la policía se ha instalado el los alrededores de este inmenso mercado, y vigila todas las entradas y salidas inspeccionando todo lo que entra y sale como si fuera un penal de reos, el factor psicológico también ha sido un instrumento para la policía, quienes desde sus helicópteros lanzan volantas en el que instan a los comerciantes a desalojar el lugar ya que el desalojo es inminente y que si atacan a algún policía serán arrestados, ahora también les han cortado el suministro eléctrico esto, al igual que en tiempos antiguos, con el objetivo de desgastar a los comerciantes.
El viernes 20 de Mayo se desplegó un impresionante contingente policial se dice que aproximadamente 7000 oficiales parecía que el desalojo era inminente, la cantidad era impresionante más parecía una legión romana marchando a la conquista de un pueblo que nuestra policía nacional que supuestamente debe defender a la población, luego hicieron su aparición los carros blindados de la policía, la policía montada y la motorizada, la SUAT y la EDEX, los helicópteros, sin embargo a última hora se cambio la orden y todos los policías volvieron a sus puestos mientras que las familias atrincheradas en el mercado estaban atemorizadas y encima el presidente de la República decretaba el estado de emergencia donde suspendía las garantías constitucionales para los comerciantes lo que hizo temer lo peor.
Es increíble ver como la policía puede organizar a miles de efectivos, vehículos antimotines, helicópteros y usar el armamento sofisticado para el desalojo de los comerciantes y sin embargo hay una queja constante de que no tienen presupuesto, hay patrulleros que afirman que a veces no les alcanza ni para la gasolina, cada vez hay menos oficiales, la delincuencia va en aumento y la gente clama por más seguridad ciudadana. Entonces, de donde sacaron esos recursos y si tienen ese poder, ¿Por qué no lo usan para combatir la delincuencia, a los pandilleros o a otros males de la sociedad?, siete mil policías que pudieron resguardar las calles de Lima utilizados para causar temor a miles de comerciantes que lo único que quisieron fue encontrar una vida mejor en un país donde las oportunidades de desarrollo les fueron negadas que quisieron un futuro mejor para ellos y para sus hijos y sin embargo esas mismas autoridades que no hicieron nada por ayudarles ahora usan todo su poderío en nombre del “Estado de derecho” para expulsarlos y que sigan viviendo en las irrisorias condiciones en las que vivían antes.
Ojalá que este no sea un genocidio más como los cometidos por el primer gobierno aprista y que ahora estos, de nuevo en el poder, intentan desconocer. El caso del mercado de Santa Anita es una prueba de que el Perú no es como aquel Perú de ficción que nos pinta el gobierno, de que la pobreza y el desempleo siguen existiendo, de que no existe justicia social, y que la bonanza económica es solo una ilusión de coyuntura que podría acabar en cualquier momento, por eso el interés de desprestigiar a estos comerciantes por parte de algunos sectores de la prensa que, como siempre, responden a intereses particulares a quienes no les conviene que el pueblo sea conciente.

Estudiantes universitarios apoyando a los comerciantes