martes, 16 de septiembre de 2008

Masacre a campesinos bolivianos: la asonada fascista en Bolivia

Nadia Ch.
revolucionemosoaxaca.org
El 11 de septiembre para el pueblo boliviano, será recordado como un día de profundo dolor, pero también de rebeldía, de resistencia ante la bestia fascista. A pesar de lo que quieran mostrar los oligarcas de oriente boliviano a través de sus medios de desinformación masiva, lo que sucedió este día fue una masacre cobarde contra campesinos, una auténtica matanza perpetrada por las autoridades cívicas y prefecturales del departamento norteño de Pando, quienes a la cabeza del prefecto Leopoldo Fernández -otrora aliado del dictador Hugo Bánzer Suárez- contrataron sicarios para asesinar a 14 campesinos, con ametralladoras y armas de fuego, aunque ahora se habla de muchos fallecidos más.
El “corazón fascista” en despliegue
Hace un par de semanas comenzó un bloqueo de caminos impulsado desde el Comité Cívico y la Prefectura del departamento de Tarija, secundado por comités y prefecturas de otros cuatro departamentos, entre ellos el comité y la prefectura de Santa Cruz., el núcleo de la oligarquía y de su propuesta política: las autonomías departamentales.
No podía ser de otra manera, comenzaron reclamando la devolución del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH) 1, ingreso que había sido destinado por el gobierno a el pago del un bono para la tercera edad, la “Renta Dignidad”. Acabaron ametrallando a campesinos, a hombres, a mujeres embarazadas, incendiando y haciendo explotar radios, atacando a campesinos e indígenas, quemando sedes sindicales, disparando a mansalva contra gente desarmada en las zonas populosas de la ciudad de Santa Cruz.
Lo que vivimos en Bolivia es una asonada fascista, que no sólo es un calificativo, es una realidad política. Este “corazón fascista de la oligarquía”, como ya señalaba un compañero, son las oligarquías y la burguesía agroindustrial que se desarrolló en Bolivia sobre todo después de la Revolución de 1952, y que había crecido aún más durante los ciclos dictatoriales que comenzaron en 1964, en especial con la dictadura banzerista. Hace varios meses ya, se sacó a la luz datos que resultan inmorales: un solo latifundista cruceño posee una extensión de tierra que es tres veces más grande que la mancha urbana de la ciudad de Santa Cruz.
Son ellos los que iniciaron sus medidas de “protesta”, apoyados por grupos juveniles, hicieron atentados contra ductos de transporte de gas, dispararon contra choferes que trataron de cruzar sus puntos de bloqueo, y los que en complicidad mutua ahora contratan matones con los mismos recursos de las prefecturas.
“Uniones juveniles” violencia racista y el asedio al valeroso Plan 3000
Los cívicos podrían hacer muy poco si es que no contasen con la brutalidad de sus grupos de choque, en particular la Unión Juvenil Cruceñista (UJC), que se ha extendido hacia otros departamentos. Ellos son parte orgánica de la estructura del Comité Cívico de Santa Cruz, en coordinación ahora, con la conocida Falange Socialista Boliviana, el partido fascista en Bolivia. Las uniones juveniles crecieron y protagonizaron los hechos más violentos dirigidos con particular saña, contra migrantes de occidente, nos llaman, con furia y desprecio, “collas”. Blandiendo bates de béisbol, símbolo de los unionistas, éstos golpearon a campesinos y usaron armas de fuego contra vecinos del populoso barrio cruceño Plan 3000.
Estos últimos días, la violencia llegó a un extremo incontrolable e impensable, el martes 9 de septiembre las hordas armadas tomaron y saquearon entidades estatales, robaron todo lo que pudieron, y a su paso, agredieron brutalmente a vecinos por el hecho de que éstos tenían la piel morena y facciones indígenas, pero además, golpearon hasta ensangrentarlos, a militares y policías. Días antes, habían propinado una paliza nada menos que al comandante departamental de la policía, ataque que salió televisado en vivo y directo.
Existen imágenes que muestran a los unionistas recibiendo instrucción militar en el Octavo Regimiento ya el año 2005, como parte de un grupo de “rescate”, ¿cuál rescate exactamente? ¿Es rescate casi matar a patadas a un campesino o a un extrabajador minero?.
Son estos mismos individuos los que el día de jueves y viernes cercaron el Plan 3000, una zona donde viven migrantes collas y cruceños humildes, los amenazaron desde tempranas horas de la mañana y quisieron entrar por la noche del día jueves, al estilo del Ku Klux Klan, para arrasar el mercado central, incendiándolo, tomar y destruir la Radio Integración, único medio de comunicación al servicio de los vecinos, y en suma, acabar con la resistencia que el barrio ha presentado desde hacia varios meses a la prefectura cruceña, no acatando paros cívicos. Estos “jóvenes” en otros departamentos, de la misma forma, han amenazado y apaleado a curas que, al contrario de la jerarquía eclesial, se han pronunciado a favor del pueblo, han quemado radios comunitarias y han perseguido y torturado a indígenas del oriente, quemado sus hogares, hechos que no son recientes, son de hace por lo menos dos años 2, terror es lo que han sembrado en toda la ciudad de Santa Cruz.
La resistencia vecinal ha durado ya tres días, allí ni la policía puede hacer mucho contra esas bandas de asaltantes y asesinos munidos de armas. Hay cuatro vecinos heridos de bala, y todo un barrio en vigilia que con piedras, palos y lo que puedan, tratan de evitar la toma de su territorio por los fascistas.
La masacre del 11 de septiembre
Ante un gobierno políticamente provisto solamente de un discurso de “paz” muy confuso, y ante el expectante pueblo luchador de Bolivia, el día jueves 11 de septiembre, las noticias de la mañana anunciaron enfrentamientos entre campesinos y gente de la prefectura. Nadie imaginaba a esas horas la magnitud de lo acontecido: 14 muertos confirmados por la mañana , se habla de muchos otros cadáveres encontrados hoy en el monte. Hablamos de una emboscada dirigida por gente armada de la prefectura, que cavó zanjas con la maquinaria que poseen a su disposición, todo para evitar que una gran cantidad de campesinos llegase a Filadelfia (población pandina) para una reunión convocada por las federaciones de campesinos de los departamentos de Pando y Beni. A la altura de la población de El Porvenir, la masacre se desató entonces, según algunos datos, también hubo resistencia, hay dos miembros de la prefectura muertos, pero no se ha establecido bien de qué tipo de balas se trata. Varios campesinos escaparon hacia el monte, muchos regresaron heridos con balas de guerra, perseguidos como animales, cazados como presas. Existen varios desaparecidos.
Ahora nos han llegado relatos espantosos: una sobreviviente de la matanza relató cómo escondida entre basura y escombros, pudo observar a los sicarios ultimar a compañeros campesinos, los cadáveres luego fueron arrojados al río para que no se los pueda encontrar. La balacera era terrible, hirieron a mujeres, se denunció que en el Hospital donde llegaron los heridos. (situado en la capital de departamento, Cobija), los médicos no los quisieron atender, los maltrataron. Quince campesinos fueron secuestrados, torturados y enjuiciados por la corrupta y vendida “justicia” del lugar.
El gobierno tras estos hechos de suma violencia, y tras muchas críticas de la población que se lo exigía desde mucho antes, ha declarado el Estado de Sitio, han sido desplazados militares para tomar la capital pandina, los cívicos los han recibido con disparos de metralleta, mientras en la ciudad de La Paz, se espera el resultado de un diálogo en el palacio de gobierno, el cual de pronto, los cívicos decidieron aceptar, existe otro muerto en Cobija – Pando: un militar, conscripto muy joven (17 y 18 años). Ese es el resultado de este despliegue de un proyecto fascista, que es una asonada. Y sí: cuentan con un apoyo de una parte de la población sobre todo citadina y de algunas ciudades intermedias, lograda a través de explotar las dimensiones racistas que existían ya desde antes en estas regiones.
Ante las llamadas vecinales para que se vaya a reforzar la lucha en el heroico Plan 3000, ante los testimonios dramáticos de campesinos perseguidos que tienen que hablar escondidos, por un teléfono celular a la ciudad de La Paz, decían muchas personas hoy en la calle, producen un sin fin de sentimientos encontrados: llanto, pero no por cobardía; rabia; dolor; furia ante la canalla fascista, y para con l@s nuestr@s, solidaridad infinita, que sentimos todos y todas en estos momentos para que lleguen al corazón de l@s huérfan@s, de las personas que han quedado sin un ser querido.
Miles de personas tienen, tenemos, la firme idea de que con todo lo que se lleva en la mente y el corazón hacia l@s que resisten, se puede empuñar piedras, palos, y todo lo que tengamos para apoyarlos, para seguir pensando en un horizonte que está sin lugar a dudas más allá de cualquier gobierno, un pensamiento a futuro, donde se acabe con toda la basura racista, con todo el inmundicia capitalista.
La solidaridad internacional, el appoyo del luchador pueblo de Oaxaca y del mundo, hermanos y hermanas, nos son imprescindibles ahora.
Mientras a estas horas de la noche, en que termino de escribir esto, (son las 12 aproximadamente) en Bolivia, se escucha el pedido de auxilio y la denuncia de un campesino, Eugenio, en Rurrenabaque, pequeña población del departamento del Beni: han hecho estallar su sede sindical con una gran cantidad de dinamita, no sabe si su familia, que estaba dentro del inmueble, está viva.

L A L U C H A S I G U E

1 El IDH es producto del proceso de “Nacionalización” de los recursos hidrocarburíferos, y por tanto es fruto de la lucha del pueblo alteño y de los 67 caídos en la Guerra del Gas del 2003. Los cívicos en aquella época, mientras vecinos, mineros y campesinos, eran acribillados en las carreteras y en las calles por el gobierno del ahora prófugo de la justicia Sánchez de Lozada, los cívicos de oriente habían conminado al ejército continuar con su labor, es decir, apoyaron la masacre.
2 Nos referimos a las torturas propiciadas por jóvenes y miembros de los comités cívicos que torturaron a un abogado indígena guaraní en una plaza pública en un pueblo del área rural cruceña. El 2006 los unionistas quemaron las casas de indígenas de la población de San Miguel de Velasco, en vendetta a una acción de resistencia campesina e indígena días antes.

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